Lo único que podemos
desperdiciar son palabras...palabras que se dicen sin pensar a veces
a destiempo. Sólo las palabras nos pertenecen en el interior. Afuera
se vuelven mil cosas. Son viento gélido en el invierno, fuego de
verano. Las palabras afuera son armas sutiles o claras. Pero son
nuestras...y nuestras las consecuencias. Una palabra y el alma
crece, una palabra y la muerte llega; así de fuerte es su poder. Qué
palabras son nuestras?, cuáles construímos a partir de nuestros
pensamientos?, cuáles heredamos?, cuáles se dicen por vicio, por
pereza o por costumbre?...Palabras que aturden, convencen, enseñan,
odian y aman. La palabra es mejor que noche estrellada y cerveza
helada. La palabra debería ser la consecuencia de algo interior,
de pensamiento y sensaciones, de alegría ...de éxtasis...pero a
veces es mejor el silencio, porque el silencio está hecho de
palabras calladas; el silencio es caldo de cultivo ...es germen de
frases, motivo de ideas......
palabra y silencio son
hermanos amados, pero cuándo callar?, cuándo hablar?..ahí está la
complicación.....palabras son palomas al aire, palabras sin
dueño.....hasta que alguien las atrapa. ...hasta que alguien las
alimenta.
La palabra se atreve a
salir sin tener cuidado...escribo porque quiero, sin temor, sin
duda...pero.....por supuesto que hay palabras osadas...hay palabras
de muerte....la provocan, la llaman ....palabras que no tienen
miedo...hay palabras así.....hay palabras que dicen insensatas
verdades escondidas debajo de la cama...debajo de la
almohada...palabras que revuelven la verdad para sacar el conejo
embustero y pedir un aplauso contundente.....palabras envueltas en
miel, pero con corazón de mierda.....hay palabras de todo y para
todos.....y son gratis...son nuestras...las palabras son de
todos.....con todo y sus consecuencias.
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