miércoles, 13 de enero de 2010

divagando


Dejé mi corazón una noche de invierno
Bebiendo estrellas inalcanzables
Tostándose a la Luna, sin pudor alguno
Dejé que las venas gozaran el céfiro del poniente
Y yo, yo me dediqué a soñar un beso
Que quemara las tristezas de la ausencia